febrero 11, 2020 3 min read

Hace 146 años el inmigrante Bavaro en Estados Unidos Levi Strauss patentó el primer par de Jeans en la ciudad de San Francisco y de allí hasta ahora no ha sido más que uno obsesión global.

Hoy el indigo es una parte integral y común en nuestras vidas, desde obreros hasta banqueros, roqueros, bebés y adultos mayores, por lo que es fácil olvidar que no hace mucho este era un producto raro y de mucho lujo. Hace algunos siglos este teñido era tan exclusivo que sólo reyes y la alta aristocracia europea podía pagarlo. Era importado con gran dificultad desde las colonias teniendo un status similar al de la sal, pimienta, café, té, seda u oro.

El origen de la palabra viene del griego Indikon y el latín Indicum que significan "el Indio" o "el que viene de la India", la planta misma Indigofera se deja remojar en agua para que segregue el aminoácido en forma de glucosa la cual al poco tiempo empieza a fermentar y se vuelve amarillo por un par de días. En el secado es donde se oxida y coagula en el color azul indigo, una vez seco se hacen pequeñas piedras las cuales se reducen a polvo listo para teñir. 

En el siglo 18 el comercio de la República de Genova fue el mayor comprador de Indigo de Europa y como el francés era el idioma comúnmente hablado en el mundo se le llamaba "bleu de Genes" (azul de genova) y que más tarde se derivaría en inglés a "Blue Jeans". Posteriormente se exportó principalmente al pueblo francés de Nimes donde se trabajaba para hacer ropa para la corte real y se le empezó a llamar a Tenue de Nimes (teñido de Nimes) y que posteriormente en Estados Unidos se le diría "De Nimes" hasta el ahora famoso Denim.

La fiebre del Oro en Estados Unidos generó una demanda por ropa de trabajo y el azul indigo tan de moda hizo que la demanda de la materia prima se fuera a los cielos. Al final de la década de 1860 el químico Alemán Adolf Von Baeyer creó un Indigo artificial con resultados casi idénticos al natural facilitando su acceso y bajando los costos radicalmente. Aún cuando la fiebre del oro prácticamente se había terminado, la alta industrialización de Europa y América hizo que el Indigo fuera altamente buscado. Una vez reservado para la realeza el Indigo era ahora para las masas y las clases trabajadoras. 

La patente de Levi Strauss es muy polémica, ya que no fue el primero en hacer un pantalón de mezclilla con remaches para durabilidad, pero pudo conseguir 70 dólares de un inversionista para patentarlo y así cerró el paso a la competencia y se convirtió en la compañía de mezclilla más exitosa del mundo.

Hoy son muy pocas las compañías que siguen usando Indigo natural, la mayoría están basadas en Japón como Momotaro que importan el Indigofera de Brasil o el Salvador donde se cultiva en pequeñas cantidades y que son ligeramente más claros que el Indigo artificial.

Aparte de estas raras excepciones la mezclilla está echa con Indigo sintético cuya saturación de color es mejor al natural y su producción es más fácil, barata y amigable con el medio ambiente. Nuestra obsesión con el misterioso color azul es más fuerte que nunca, aún 5000 años después de su descubrimiento con su uso casi diario y nuestra atención puesta a él viendo como va cambiando su color, se va decolorando, se le van haciendo marcas, envejece y se va haciendo más interesante... justo como nosotros.