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Pocas prendas han servido como un simbolo de provocación e identidad a tantas subculturas aldedor del mundo como la bota de Ingeniero. Desde estrellas de rock, rockeros, hippies, punks, skinheds, gay, SM, estrellas de cine, hipsters, amantes de lo vintage hasta fashionistas han convertido a esta bota en un verdadero todoterreno cultural.
Los orígenes de esta bota se da en los años treintas cuando la industrialización cambia el panorama de Estados Unidos, aún a pesar de la gran depresión. Trabajar en la minería, trenes, astilleros o muelles era difícil, sucio y peligroso. Metales filosos o a altas temperaturas, chispas volando, carbón ardiendo o maquinarias en movimiento suponían un peligro constante de lesiones serias o hasta fatales y de esa forma nace la necesidad de ropa de trabajo con protección.
Al mismo dos marcas lanzan al mercado la misma bota, Chippewa (mi marca favorita de todos los tiempos) y West Coast Shoe Company, dirigidas hacia los conductores de locomotoras de vapor, a quienes se les llamaba Ingenieros y que tenían que palear el carbón dentro de la locomotora.
Las botas de ingeniero originales estaban hechas de cuero vacuno grueso y aceitado con una suela muy gruesa con un corte amplio por lo que le pusieron una hebilla para ajustar en el talón y otra en la parte superior. A diferencia de la bota vaquera que era puntiaguda, esta bota tiene una forma redondeada. Su robustez hizo que la bota fuera un éxito inmediato entre la clase obrera de los Estados Unidos.
La segunda guerra mundial puso un freno a esta exitosa bota ya que todas las fabricas pusieron su producción para el aparato militar. Pero al terminar esta llegaron los motociclistas rebeldes y los Hot Rods quienes fueron los primeros en adoptar esta bota como suya y su identidad, además de protegerlos de las cadenas, escapes y demás peligros de las motos.
Eventualmente Hollywood las usó y puso de moda con Marlon Brando en su papel principal y líder de una banda de motociclistas en The Wild One de 1953, junto con unos jeans, camiseta blanca y chamarra de piel cruzada creando el arquetipo del rebelde motociclista.
No mucho después vimos a James Dean en el Rebelde Sin Causa usando estas botas de ingeniero continuando con la vestimenta del rebelde.
Esta vestimenta peculiar y masculina es la indiscutible marca de los rebeldes por muchas generaciones de adolescentes, roqueros y músicos de todas las épocas y en especial los corredores de motos ilegales de Reino Unido en los 60s.
Hoy en día vivimos una época ecléctica donde todo se vale y combina donde estas botas de 90 años de edad siguen apareciendo en todas las escenas y subculturas. Su imagen, robustez y cualidades la hacen una compañera digna de usar todos los días con unos buenos jeans.